jueves, 10 de noviembre de 2011

Un nuevo día

Nuevo día. Foguera Hernán Cortés

Un nuevo día. Con esa premisa se levanta toda la humanidad cada día. Los optimistas lo lanzarían a los cuatro vientos: ¡Un nuevo día! Y casi podrías ver bailar a las letras con los signos de admiración.
Los pesimistas lo mascullarían: Un nuevo día… Cada palabra desfilaría como un miembro de un cortejo fúnebre. Cada punto suspensivo sería una palada de tierra sobre el ataúd.
Yo…
Yo ayer era de los del primer grupo. Estaba lleno de entusiasmo. Íbamos a hacer historia. A abrir nuevos caminos. A destrozar todas las fronteras conocidas.

  • ¡A cien años desde este preciso instante! – Grité
  • Cálmate, Bill, aún quedan unos minutos.
De eso se trataba. Seríamos los primeros en reventar las leyes de la física. En hacer realidad el sueño de tantos científicos. Iba a viajar en el tiempo. Cien años hacia el futuro.
Nos habíamos trasladado a otro país, con el fin de evitar influir en acontecimientos de futuros descendientes, como tú Paul. Mi pequeño Paul…

Y no hizo falta. No hubo nada en lo que influir.  Y no porque no haya un futuro. Cosa que sigue siendo igual de incierta hoy, de lo que lo podía ser ayer.
Algo falló. No debía. No podía. Pero pasó. Alguien dijo que Dios juega a los dados con la Humanidad. Y es cierto, pero lo hace con los dados trucados. Es un tahúr con un sentido del humor muy macabro.

Seguro que a él le hará mucha gracia nuestro error. Incluso dirá que no hemos fallado del todo. El giro de los acontecimientos me ha llevado a este punto. Soy un hombre de treinta y cuatro años, con apariencia de uno de ochenta, pero con la “biología” de uno de ciento treinta y cuatro. Esa es la ironía. Sí he viajado cien años hacia el futuro, con el inconveniente de que he sido el único que lo ha hecho.

Dudo mucho que recibas esta carta, Paul. Os dirán que he muerto como un héroe. Os entregarán una bandera doblada y alguna medalla.
Y yo… Yo ni siquiera creo que pueda acabar de escribir… Moriré a temprana edad en un cuerpo con demasiada. En un lugar extraño, lejos de ti. Sin haberte conocido más que por una triste ecografía…





Texto: Ramón Escolano
Foto: Diego escolano

No hay comentarios:

Publicar un comentario